sábado, 5 de noviembre de 2011

¡CUÁN GRITAN ESOS MALDITOS! (TEATRO)


















El teatro puro es alquimia; pacto 
con la fuerza demoníaca.
 Es un aquí  y un ahora 
sin concesiones a la transcendencia.
 Es un trago que pasa de una sola vez por la garganta antes de emborracharnos.
 Y cuando termina la función, 
todo parece haber sido un sueño.
 O un vapor extraño, 
que envaneció nuestra cabeza 
con raras quimeras.

Pero el destructivo hombre moderno siempre se empeña en superarse a sí mismo
Incluso en sus anhelos más estúpidos.

No pudimos abstenernos de inventar la helada, la maldita inmortalidad del vídeo;
Y así como en los tiempos remotos el mármol esculpía sin latido la belleza de doña Inés,
hoy la fría presencia de los minutos que mataron algunos donjuanes se mantiene congelada para la más frívola eternidad, gracias a los millones de cámaras y camaritas de bolsillo de nuestro teléfono innóbil.

Hasta los más torpes y los más vanos, podemos regodearnos de alcanzar ya la transcendencia polar,
Incluso mucho después de haber sido justamente devorados por los simpáticos gusanos.


Yo me acuso, el primero, de haber querido robarle 
su latido al látigo hiriente de la belleza.
Y esta inédita colección de vídeos sólo puede explicarse, pues, como una traición moderna, un crimen 
contra el milenario ritual de la reencarnación de las vidas muertas sobre las tablas del teatro.

 Pero ha de confesarse este horrendo crimen como un crimen por amor.
Con el atenuante de que a la vez que mata, inmortaliza.

Pero, ¿por qué habla aquí a quien le toca callar?
Sólo tengo que decir que en este desfile de difuntos, los vivos eran los 7 donjuanes y sus 7 donjuaneadas mujeres; y lás ánimas del purgatorio, la procesión curiosa de difuntos, éramos los espectadores. 

También hay que decir que en los actos sexto y séptimo el sonido nos traiciona.
Pero que planea sobre niveles de belleza indescriptibles todo el conjunto de esta producción teatral, con el entorno donde se incuba, del campo de la Cebada, y el asombrado público incluidos, como parte insustituible del significante poético.( Y que para las almas inquietas capaces de la quietud, vale la pena ver todos los minutos de estos vídeos, desde el principio hasta el final)



Pero sobre todas estas cosas, nadie debe morirse, hasta haber visto la erótica profanación del acto tercero (Vídeo tercero); 

INÉS, ALMA DE MI ALMA,
PERPETUO IMÁN DE MI VIDA,
PERLA SIN CONCHA ESCONDIDA
ENTRE LAS ALGAS DEL MAR
...SI ES QUE A TRAVÉS DE ESOS MUROS

EL MUNDO APENADA MIRAS

Y POR EL MUNDO SUSPIRAS 

DE LIBERTAD CON AFÁN,

ACUÉRDATE QUE AL PIE MISMO

DE ESOS MUROS QUE TE GUARDAN,

PARA SALVARTE TE AGUARDAN

LOS BRAZOS DE TU DON JUAN


Menos aún podemos morir sin haber contemplado el  mítico recital incendiado de amor y pasión de don Juan en el acto cuarto;

¿NO ES CIERTO, ÁNGEL DE AMOR,

 QUE EN ESTA APARTADA ORILLA
 MÁS PURA LA LUNA BRILLA




Y SE RESPIRA MEJOR?










Ni sabremos lo que es alzar una queja a los cielos
hasta que veamos la siguiente escena con la pantalla a full screen:





LLAMÉ AL CIELO Y NO ME OYÓ,


Y PUES SUS PUERTAS ME CIERRA,


DE MIS PASOS EN LA TIERRA RESPONDA EL CIELO, Y NO YO.

                                                        

















Tampoco podemos perdernos el quinto agon de don Juan consigo mismo, ya en el cementerio, en cuya patética imitación, estos innobles vídeos que aquí se ofrecen, se envanecen con la creación ajena; de igual modo que aquel escultor hace lo propio con el fruto de la destrucción del Tenorio.

Ah mármoles que mis manos Grabaron  con tanto afán, 

Mañana os contemplaránLos absortos sevillanos



Y si hemos llegado hasta aquí, arrepentidos o no, como el mismo protagonista del mito romántico español...


¿Porque no dar un paso más hacia la muerte con don Juan, dejándonos caer ya rendidos hacia el cielo; pero con la malicia de quienes supimos ascender antes a la profunidad? 




No hay comentarios:

Publicar un comentario