martes, 1 de noviembre de 2011

Grecia, la deuda ilegítima y el ejemplo de Ecuador (MUNDO)



En el libro autobiográfico las Confesiones de un gánster económico, John Perkins explica  con algunos ejemplos concretos, cómo se ha levantado el gran fraude de la deuda internacional que doblegó a las jóvenes democracias latinoamericanas; y que ahora pretende doblegar a las viejas democracias europeas; empezando por la más antigua y simbólica de todas, que es la democracia griega.
Se trata de una  alianza que se sostiene en cuatro  patas.  La acción de los gobiernos(aliados o subordinados a la banca internacional), la propia banca internacional y  las empresas multinacionales componen las tres primeras patas de esta gran mesa del Monopoly. 
La cuarta pata, sin la que nada se sostiene, es la ignorancia del pueblo, que pasa generaciones y generaciones tratando de saldar la deuda contraída por los créditos con los que se enriquecieron administradores corruptos de lo público. Sin saber en qué ha consistido el fraude que compromete sus vidas.

 Perkins explica que su misión, básicamente, consistía en realizar inflados “informes econométricos” sobre las previsiones de crecimiento que experimentarían determinados países, en el caso de que éstos procedieran a fortalecerse con la construcción de grandes infraestructuras de ingeniería, como autopistas, centrales hidroeléctricas, aeropuertos, instalaciones portuarias, sistemas de telecomunicaciones, etc. 
Informes que posteriormente han servido para que organizaciones vinculadas al desarrollo como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de desarrollo otorgaran cuantiosos créditos a estos países. Siempre a cambio de que fueran las grandes empresas de ingeniería, como la suya o la Bechtel, las concesionarias de dichas construcciones. Según lo explica era un perfecto circuito cerrado. El dinero salía de los fondos públicos aportados por los países contribuyentes y volvía a los Estados Unidos en forma de contratos para sus grandes corporaciones. 
Aplicando este modelo de trabajo fraudulento a nuestro país: ¿A qué grandes constructoras ha enriquecido la construcción del aeropuerto de Castellón, cuyos emulumentos pasan a engordar el conjunto de la deuda nacional y europea?

Pero lo más llamativo es que el autor confiesa que el mayor secreto de su trabajo ha consistido en la capacidad creativa para motivar la mayor cuantía posible de los empréstitos, ya que nunca ha existido ningún interés en garantizar la recuperación del capital. Más bien, por el contrario, lo que pretendía garantizarse era la  imposibilidad de hacer frente a su pago, por parte  de estos países, para asegurar su total sumisión. Según Perkins, de este modo, Estados Unidos podría exigir después el acceso a los recursos naturales, a cambio de la deuda impagada, mediante nuevas concesiones a sus empresas extractoras.

Para la ejecución de estos planes que en la práctica suponían el endeudamiento hasta la eternidad de los países con recursos naturales codiciados, Perkins asegura que era necesario contar con la anuencia de los mandatarios de turno, la mayoría de las veces fácilmente dispuestos a firmar los contratos a cambio de su correspondiente parte del pastel. 

En el intento de corroborar alguno de los datos –muy poco especificados o documentados- en relación a los créditos internacionales que Perkins habría logrado endosar a  Ecuador antes de la presidencia de Roldós, he dado con una página web muy documentada y aparentemente impulsada por el gobierno del actual presidente de Ecuador, Rafael Correa, donde se realiza una auditoría de la deuda contraída con entidades internacionales desde 1976.  
La página web pertenece a una institución denominada Comisión para la Auditoría Integral del Crédito Público (CAIC) y contiene, además de amplios informes, un completo corpus de material explicativo a modo de campaña institucional “para no olvidar” lo que ha constituido uno de los grandes obstáculos para el desarrollo del país. 


Creo que el trabajo de esta comisión del país hispanoamericano constituye un ejemplo de caminos a seguir, desde movimientos como el 15M, en el objetivo de responsabilizar a los ciudadanos sobre las posibles respuestas al problema que ahora amenaza con destruir Europa. 
Porque nuestros líderes democráticamente elegidos partieron al comienzo de la crisis de la afirmación de que era necesario "Refundar el capitalismo"; y ahora son los mercados los que emprenden la defensa por medio del ataque: su objetivo es que sea el capitalismo quien refunde las democracias, para que nada se oponga a su insaciable afán de lucro.

Para salir de este juego que convierte a las personas en peones de un tablero lleno de trampas basta con que quebremos, al menos, la cuarta pata de la mesa; tan estrechamente relacionada con lo que suele llamarse, el cuarto poder.


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