viernes, 7 de septiembre de 2012

Vender el coche para incendiar la casa con gasolina


Estamos en un punto de retroceso.

Tus hijos, ¿podrán estudiar como lo hiciste tú?
Si estás desarrollando un cáncer…. ¿podrás pagarte el tratamiento en una clínica privada?

Hablamos de un empobrecimiento, de un deterioro de las condiciones de la vida que afectará a todas aquellas cosas que son más importantes en nuestra vida diaria: la salud, la alimentación, la enseñanza…e incluso la seguridad….

De seguir el programa planteado consistente en detraer recursos de todos los servicios públicos que hemos pagado entre tod@s para saldar una deuda privada, el entorno de las ciudades se hará insoportable, y la salud , la felicidad y la seguridad de tod@s se degradarán hasta extremos que hoy nos cuesta trabajo imaginar, a menos que hayamos tenido la suerte o la desgracia de encontrarnos situados en las primeras filas de los primeros disparos dirigidos contra las personas: como el medio millón de personas que han sido o serán desahuciadas de sus hogares, como el millón y medio de familias que ya no perciben ningún tipo de ingresos; o como los cinco millones de trabajadores que no tienen ya un empleo; y lo que es peor, ni si quiera la esperanza de poder encontrarlo. 

Echemos las cuentas del desastre social que nos plantean como verdadero programa de gobierno quienes se presentan con falsedades, y promesas que nunca se han planteado ni si quiera tratar de implementar. Echemos las cuentas de los millones de vidas desgraciadas que son precisas para alimentar la vida de unos pocos  “privilegiad@s”.

Existen muchos tipos de fascismo dicen los sabios. Cualquier Totalitarismo conduce al desclasamiento primero, y a la despersonalización después. Cada día nos parecemos más unos a otros, como se clonan entre sí los centros comerciales. A veces las personas nos parecemos en nuestra conducta a las franquicias corporativas. Nos compramos el discurso completo, ya sea este o aquel, con sus sapos incluidos.

Y el 15M partió de dar una respuesta distinta a esa desastrosa planificación urbanística de la personalidad humana, con la recuperación de la metáfora de la Plaza. La plaza común es el lugar de confluencia de todas las calles anchas de la ciudad, y también de las callejas y callejuelas, salpicadas a su vez por plazas y plazuelas, donde éstas se reúnen antes de llegar a la reunión común, DONDE TODAS ELLAS SE ENSANCHAN AL UNIRSE. Por eso Sol, el Kilómetro Cero tan aborrecido por las periferias, dejó de lado toda connotación de centralismo.

Muchas veces me pregunto, si seguimos asumiendo la metáfora de la plaza como propia o no…Cuando esté convencido de que se perdió esta idea tan simple y tan universal, yo, como una más de las callejuelas más esquinadas y barriobajeras del conjunto del mapa, acudiré con mis modos más enérgicos a derribar de nuevo a quienes se creen dueños de las cosas; y estoy seguro de que de nuevo las fronteras serán puestas en plazo de caducidad como el carisma de quienes hoy las levantan, para que no lleguen ideas ni personas nuevas. La democracia siempre vencerá. Aunque algunos crean que defienden el dominio y la centralidad de sus plazas, con esa actitud lo único que logran es convertirlas en islas, que serán pronto tragadas por el mar.

 ¿Quién pude estar tan lejos de la realidad para pensar que pude construir una democracia sin contar con la gente, o detener por mucho tiempo su inevitable progreso? Nada puede detener la evolución humana por demasiado tiempo, salvo la destrucción del planeta.

Mientras tanto, todas estas resistencias tensan las fuerzas de una nueva oleada democrática.

Sólo tengo oídos para escuchar a quienes hablan de la gente que estamos perdiendo. A quienes se hacen las preguntas por quienes ya casi ni pueden hablar.

Todo es tan vergonzoso que me alegro de ser un escribidor mediocre. Ojalá nunca me salga brillante ninguna metáfora. Considero ahora el estilo al escribir tan insultante como los desfiles de modelos en pasarelas etéreas eternamente presentes en los telediarios. Como los bolsos de Guchi. Ojalá haya escrito mal la marca. Y se me cuelen ahora centenares de erratas.

¿Por qué estamos gobernados por la vía de decretos ley, por qué ya las leyes no se argumentan en el parlamento? 

¿Cómo va ningún gobierno a realizar un debate ante sus gobernados en el que plantee  que su programa verdadero consiste en convertir en invisibles a los que han de ir cayendo bajo los disparos de los recortes que amenazan sus vidas?

Tengo más preguntas que respuestas. Pero sé que la  paz es la ausencia de violencia. Y la injusticia o el dolor de los demás, los considero una declaración de guerra contra el Ser Humano.  El desmantelamiento del principal centro hospitalario de Madrid supone el desmantelamiento de la paz social. Y ante eso, cada uno verá lo que hace.

Yo milito para combatir en esa guerra.

Todo lo demás me importa un bledo: sólo pienso en ganar la primera batalla que devuelva a las personas la confianza en las personas.

Y creo que el "Campamento Amigo";  y el trabajo que hacen las personas que participan en Coordinación Estatal del 15M, en esta hora, los convierte a la mayoría de ellos en aliados del ser humano. Y mientras así lo crea, me vuelvo un mercenario al servicio; dispuesto a dejarme coordinar y a coordinar también;  a tomar las iniciativas válidas para el conflicto, o a secundar las que toman otros: todo lo demás (excepto mi salud que es la de los míos también), me importa un bledo.

Y cuando piense lo contrario de lo que ahora puedes leer aquí, vendré al mismo lugar y  escribiré una cosa nueva. Porque no necesito, ni corrección ni estilo, ni permiso de jefes visibles o encubiertos.


Apoyo sólo a quienes hablen de lo que el Gobierno evita hablar.

No lo pueden hacer, no lo pueden debatir de forma pública, porque no puede explicarse racionalmente, que para reducir un supuesto déficit del Estado, lo que se haga es desmontarlo hasta su aniquilación. ¿Para qué querríamos un Estado “de cuentas saneadas” si éste mismo deja de cumplir las funciones únicas que justifican su misma existencia? ¿Para qué queremos el estado si no es para proteger a los ciudadanos que lo componen?

No se atreven a debatir ya las leyes en público, porque plantear este debate, hablando en lenguaje de la calle, sería como contar que se planea “vender el coche para comprar la gasolina”. O aún peor,  para comprar la gasolina con la que prender fuego a la casa de tus abuelos; a la escuela de tus hijos, o al hospital de tu mujer. Y después abrir un centro privado y exclusivo sobre las cenizas del solar dejado.

Debemos romper el anonimato, aquel que quieren lograr ocultando el rostro de los invisibles; aunque cada vez sea más difícil de ocultar…

¿No hemos notado cómo se va degradando  la calidad informativa de los medios generales en la misma proporción en la que la realidad circundante se degrada?

Esto es porque la política de desclasamiento, de atomización de la sociedad para manejarla mejor, consiste en crear aparentes abismos entre los que caen al vacío de la desesperanza y quienes se aferran aún a la esperanza de que a ellos nunca les llegará el momento…¿Pero cuántas familias existen ya en España que jamás habrían pensado en ser ellos los siguientes de la lista?

 ¿Qué gobernante podría argumentar que se ha de vender el coche para comprar la gasolina? ¿Cuál que con la gasolina adquirida, prenderá fuego del hogar común que hasta la fecha nos hemos dado los españoles?

Pues bien: este es el programa que se nos oculta….si aun no estás entre los llamados a padecer…puede que estés leyendo esto mientras charlas con tus amigos en una cafetería… ¿Estáis todos los amigos que solíais veros en las reuniones de siempre?

¿Hay otras sillas vacías a tu alrededor?

Hoy puedes verlo aún desde esta perspectiva: mañana, probablemente, la  silla vacía sea la que hoy ocupas tú…

Pero a mí ya no me interesa ni tu nuevo teléfono ni tu conversación banal del aperitivo;  desde este momento, y hasta que hables como un hombre; hasta que tengas el verdadero valor de una mujer, como yo l@s había conocido…para mí el invisible pasarás a ser tú.

Y cuando vuelvas a levantarte de la silla, o te la quiten, ya sabes dónde encontrarme para contar conmigo 


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